El impacto invisible de las enfermedades neurológicas
Cuando pensamos en enfermedades neurológicas como la lesión medular, el párkinson, la enfermedad de Huntington o el daño cerebral sobrevenido, solemos imaginar sus síntomas más visibles: problemas de movilidad, temblores, alteraciones del habla… Sin embargo, más allá de lo que se ve, existe un impacto silencioso que también condiciona la vida de las personas: el impacto invisible.
Fatiga y dolor crónicos
Muchas personas con enfermedades neurológicas conviven diariamente con un cansancio intenso que no mejora con el descanso y con dolores persistentes. Estos síntomas invisibles afectan a su autonomía, su estado de ánimo y su participación social.
Trastornos emocionales
La ansiedad, la depresión y otros trastornos emocionales son frecuentes. No solo por los cambios físicos que provoca la enfermedad, sino también por la incertidumbre, las pérdidas de capacidades o el miedo al futuro. Acompañar emocionalmente es tan importante como tratar los síntomas físicos.
Dificultades cognitivas y de comunicación
En enfermedades como el párkinson, el daño cerebral sobrevenido o la enfermedad de Huntington, pueden aparecer alteraciones de la memoria, la atención o el lenguaje. Estos cambios a menudo son sutiles al principio, pero repercuten en la vida diaria y en las relaciones personales.
Aislamiento social
La combinación de síntomas físicos, emocionales y cognitivos puede llevar al aislamiento. Salir de casa, mantener amistades o participar en actividades se convierte en un reto, aumentando la sensación de soledad.
